Sueño una vida en blanco y negro,
donde las escaleras se suban a gatas,
donde el viaje cueste carne viva,
y no haya labios rojos para besar cansado
Sueño una vida, con olor a sepia
que se enjuague las lagrimas cada sueño,
que levante vuelo al compás del tiempo
que nunca se retire a dormir
Sueño una vida lejana del cuerpo,
sin nudos de huesos arropando el alma,
sin escapes, ni salidas, solo laberintos
desbordados, decolorados sin uniformes.